GANAR NO ES LA ÚNICA RECOMPENSA
Escrito por Carlos González
SEMIFINALES DE MADRID - 26/05/18 27/05/18
RICOPIA FUNBAL ALCALÁ CBJA -34- CB LAS ROZAS -56-
CB LAS ROZAS -51- RICOPIA FUNBAL ALCAL CBJA- 44-
El Juande no luchará por ganar el campeonato. En una sociedad tan acostumbrada a etiquetar todo como éxito o fracaso, a elevar la presión en el acento sobre el blanco y el negro sin matices intermedios, la inercia empuja a que los chicos tengan que sentirse mal por no alcanzar la final. Y la realidad es que tienen que estar muy orgullosos de tener un sitio en la fiesta del MINI y pelear por la tercera plaza, la consigan o no.
Nuestros benjamines se cruzaron con un gran equipo, un rival con ideas muy claras y con calidad. A eso se sumaron condicionantes que convirtieron la eliminatoria en una lucha contra los elementos. La capacidad de aprender del primer partido para competir al máximo en el segundo demuestra su facilidad para absorber y mejorar, otro detalle para apuntar en el cuaderno de logros en una temporada que tiene muchos más renglones en verde que en rojo.
La clasificación se escapó en el primer partido, en casa, con una irrecuperable desventaja final de 22 puntos, un marcador que Las Rozas comenzó a cimentar con una defensa en zona (no está permitida en esta categoría) que desconcertó al Juande y que propició una ventaja que ya no se recortaría. ¿Fue ese el motivo de la victoria visitante? No, pero contribuyó. También lo hizo, en igual o mayor proporción, que Las Rozas tuviera cuatro ideas muy claras que sorprendieron a los nuestros: constantes cortes en ataque, puertas atrás muy bien ejecutadas y capacidad para doblar balón y facilitar el tiro lateral. Eso y una defensa de mucha intensidad, excesiva en algunos momentos (con braceos y contactos), y de dos contra uno en campo rival para frenar la subida de la pelota. Nuestros chicos no están acostumbrados a convivir con el agobio defensivo que provoca el contacto constante y se sintieron muy inseguros. Eso les afectó y creó un estado general de falta de confianza que pasó factura, algo que no es de extrañar en niños de 8 y 9 años que tienen que aprender enfrentándose a formas de juego que no son habituales para ellos.
Lo mejor de esa derrota fue la reacción, la forma de competir con orgullo y batallar hasta el final en el segundo partido. Toda la superioridad que Las Rozas parecía ejercer sobre nuestros chicos se evaporó gracias a una lección de valentía y pelea, de lucha en cada jugada, en cada defensa. Y eso que las circunstancias volvieron a ser complicadas para ellos, con alguno de nuestros benjamines recibiendo palabras antideportivas por parte de un rival (que alguno lo hiciera no merece el reproche a todo el equipo, ni mucho menos, pero si debe avivar el debate del mensaje de deportividad que se debe enviar a los jugadores desde los banquillos y desde las gradas). Ganar como consecuencia y no como única recompensa a cualquier precio. El tornado morado peleó, ganó algún parcial con claridad y pudo tener un resultado mejor que la derrota final por siete puntos. Pero las manos se rompieron en aplausos para un grupo que solo puede generar ternura y orgullo.
Ahí van, con la cabeza alta, hacia el partido final de temporada, luchando por ser terceros después de meses de esfuerzo, de trabajo y de muchas victorias, una temporada de pilares de futuro y de amistades de presente, de grupo unido que se acerca a apoyar al compañero que falla un tiro libre, que canta en el banquillo y que sacude el pelo al que se encuentra triste porque no le salen las cosas.
Son niños que entrenan duro y luego tienen que estudiar cuando llegan a casa. No hay mayor victoria que su entrega. Vamos Juande… hasta el final.