El tornado morado: espíritu de grupo, orgullo de equipo.
Escrito por Carlos González
FASE 2 - GRUPO 4 - 5.ª JORNADA - 03/03/18
RICOPIA FUNBAL ALCALA CBJA-53- PINTOBASKET CB -41-
El tornado morado: espíritu de grupo, orgullo de equipo. Allí estábamos los padres, moviendo la cabeza como los elefantes cuando se quitan las moscas con las orejas. El Pinto llegaba invicto, intratable.
Durante el calentamiento contábamos los jugadores que sobrepasaban a los nuestros en altura. Uno, dos, tres, cuatro, cinco… Contábamos los jugadores disponibles en el rival. Diez, once doce… Y nosotros sin piezas del engranaje. Sin Rodri, sin Eric.
Allí estábamos, hablando de que lo importante es seguir aprovechando cada partido para mejorar y llegar preparados a los cruces. Y al otro lado de la grada un par de decenas de seguidores del Pinto con bufandas y sudaderas convencidos de que seguirían con su cuenta de derrotas a cero. Pero el merchandising no gana los partidos. Ni la altura por sí sola, ni tener más jugadores para dosificar descansos.
Y esta vez nuestros chicos nos dieron una lección de espíritu grupal, de entrega y de carácter combativo ofreciendo una imagen, por momentos, conmovedora. EQUIPO. En mayúsculas. Con Hugo, que acudió a la cita y se comportó como un gladiador más, Carlos tuvo otra pieza para liberar minutos pero nos esperaba otro contratiempo. Novak, clave en generar entusiasmo en defensa con su ímpetu, se marchó por cinco faltas con mucho partido aún por disputar. Otra baja sensible.
Tocaba multiplicar esfuerzos con menos descanso ante un rival que podía permitirse un alto nivel de intensidad durante todo el partido. Y el Juande lo hizo. Esfuerzo, entrega y acierto. Buscaron los pases como en ningún partido anterior, pelearon cada rebote, cada pelota dividida, apretaron la defensa con una energía extraordinaria. El coraje de nuestros benjamines llegaba donde el cansancio en las piernas lo impedía. El Pinto, superado, parecía no entender lo que estaba sucediendo.
El tornado morado no paró hasta la victoria final 53-41. Los padres, los que movíamos la cabeza, acabamos con la voz tocada y las manos rojas. Vibramos gracias a un equipo del que podemos sentirnos muy orgullosos más allá de ganar o perder.
