EL IMPULSO DE LA DEFENSA
Escrito por Carlos González
1/8 PLAY -OFF 1.er PARTIDO - 05/05/18
COLMENAR VIEJO -24- RICOPIA FUNBAL ALCALÁ CBJA -46-
Octavos de final. Empieza la fase definitiva, el momento del todo o nada en cada partido. Un mal día te deja fuera del camino. La temporada ya ha dejado sensaciones positivas y motivos para estar satisfechos, pero llegados a estas alturas, soñar está permitido. Y cada partido irá aumentando la carga de emoción.
Comenzamos la eliminatoria de octavos en Colmenar Viejo ante un rival que terminó cuarto en su grupo. A priori, el Juande debe pasar ronda pero en el deporte los favoritismos no ganan partidos y las apuestas se demuestran erróneas muchas veces. El partido se gana en el parqué y fue ahí donde el tornado morado demostró que sí merecía el optimismo previo. Victoria y margen suficiente para pensar que los cuartos están cerca: 24-46. No fue la cita más brillante de nuestros chicos, que empezaron con un primer parcial inédito hasta el momento: 5-1 para el Colmenar.
La sequía anotadora resultó sorprendente por extraña: no es habitual que tengan una falta de creación ofensiva así. Cuando esto sucede, toca apretar atrás y el Juande, consciente de ello, se empleó de forma extraordinaria en el trabajo defensivo para ir, poco a poco, ganando espacio al rival. Dijo Chuck Daily, mítico entrenador de los Bad Boys de Detroit y seleccionador del Dream team en Barcelona 92, que “el ataque gana partidos, la defensa campeonatos”. Es complicado que unos niños de 8 y 9 años entiendan la trascendencia que tiene en el juego el esfuerzo atrás cuando lo más llamativo siempre resulta anotar.
Pero en Colmenar demostraron que saben defender fuerte. Contaba el rival con algún jugador de altura muy superior a los nuestros que obligó a pelear mucho en el cuerpo a cuerpo bajo los tableros. Y desde ese desgaste, metiendo manos y moviendo piernas, nuestros benjamines fueron erosionando poco a poco a los locales hasta alcanzar la distancia final.
Las canastas empezaron a entrar, los pases aparecieron con mayor frecuencia y se fue consolidando la victoria más desde el esfuerzo que desde la brillantez, algo que multiplica el valor de lo logrado. Conquistar victorias en los días menos esplendorosos es síntoma de bloque fuerte, de equipo que va a pelear cada partido y no va a entregar la cuchara cuando acierte y cuando falle. En Colmenar tocaba picar piedra y nuestros chicos lo entendieron. No siempre se puede jugar un baloncesto atractivo, no siempre se está inspirado. En esos días, toca trabajar duro en defensa como impulso y entregarse más que cuando todo fluye en la ofensiva.
Nuestros chicos se emplearon para conseguir un marcador que permite seguir mirando con ilusión el futuro inmediato. Pero hay que cerrar la clasificación. Un mal día manda el pasaporte por el sumidero. Hay que seguir empujando porque nada está hecho hasta que lo está.