Sólo estaba esperando su momento, el mejor, el más oportuno, agazapado, en segundo plano, paciente y obediente, haciendo sus deberes como buen estudiante, aplicado y seguro, deseoso de volver a sonar con más fuerza. No puede haber mejor homenaje a todos los nuestr@s que no están o lo han pasado y siguen pasándolo mal.
Comenzó con fuerza, con una serie de amistosos femeninos, o mejor dicho, de partidazos olímpicos, a puerta cerrada, pero sabemos que todo llega, que todo pasa, que somos mejores de lo que pensábamos, más fuertes, y así debe ser todavía, y ya para siempre.